Oda a los vagos del mundo
Hoy voy a hablar de esa gran repudiada, la pereza ¿Cuántos de nosotros no somos vagos o tenemos amigos que lo son? ¿Acaso no podría ser que los monjes fuesen vagos para poder estar tanto tiempo meditando? No lo afirmo pero lanzo la pregunta al aire para que la reflexionéis si vuestra vagancia os deja. A menudo despreciamos este gran don de la naturaleza, pero sin él, probablemente viviríamos mucho más estresados de lo que vivimos. Habría muchos más casos de ansiedad y depresión, además de otras enfermedades subyacentes. Realizaríamos muchas más actividades que nos desagradan y seríamos menos eficientes, pues nos daría igual que nos resultase más o menos trabajoso, o que acabásemos antes o después. Por otro lado, ser vago puede ser una garantía para elegir un trabajo que disfrutes, pues es muy difícil que una persona muy perezosa se digne a hacer algo que no le gusta durante un tiempo prolongado ¿Qué ocurriría si todos nos atreviésemos a ser vagos? Puede que...