Entrada especial para mi amigo Juanqui
Se encontraba sentada en el bus. Se sentía sola, incomprendida, echaba de menos la presencia de una amiga tolerante y cariñosa. No vale la pena que estés así. Lamentándote sólo te cierras al exterior. Verás como en el momento en que menos lo esperas vendrá alguien como caído del cielo para estar a tu lado. Pasaron menos de cinco minutos. Un chico con el cabello castaño se sentó a su lado. Vamos a probar a ver...
-¡Qué! ¿Hay sueño?
-¿Eh?... No lo sabes bien.
- Si es que nos hacen levantarnos muy temprano.
El chico recién llegado sonreía mirándola con dulzura. Ella respondió con su rostro risueño. Parece que alguien me ha oído ¿eh? Pensó mirando ligeramente hacia arriba. La conversación fue graciosa, dos jóvenes acababan de conocerse y ya habían intercambiado su correo electrónico y su número de móvil. Es la curiosa complicidad entre las personas de la misma edad, sobretodo si son mozos. Es curioso cómo a veces sólo hace falta pedir lo que quieres para conseguirlo.
El amanecer desde el bus de la uni |
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