Las 7 frases de consuelo

   Hoy os traigo una serie de reflexiones que a mí misma me ayudan a sentirme mejor y más libre. Están inspiradas en mis experiencias y en algunos autores que he conocido a lo largo de mi vida: Jorge Bucay, Luise Hay, Eckhart Tolle, Sergi Torres, Enric Corbera, entre otros, junto con el libro "Un curso de milagros".
    No sabría decir qué cosa dijo cada uno de ellos porque muchos coinciden entre sí y porque de tanto leerlos ya no sé con seguridad qué ideas me inspiraron cada uno. Así que os doy a modo de totum revolutum estas 7 frases de consuelo para que siguáis viendo la belleza en vuestro día adía.

1. Eres digno de amor y de abundancia por el simple hecho de existir.

   
   A menudo se nos enseña que tenemos que esforzarnos y sufrir para conseguir las cosas. Creemos que el dolor es más merecedor de alegría que la propia alegría y sentimos que para recibir felicidad tenemos que dar a cambio tristeza, sin pensar que la felicidad en sí puede tener más poder de atracción a la propia felicidad que un llanto amargo. Es como si pensásemos que la única forma de pedirle dicha a dios es dando pena. Lo mismo sucede con los abrazos y otros mimos, los cuales se reducen a los momentos de lamento en muchos casos, y optamos por contar nuestras miserias en busca de ese amor, como si fuese la única causa posible.




2. Tienes derecho a percibir la muerte, si es que existe tal cosa, a tu manera.

   
   No estás obligado a ir a los entierros, a los velatorios o a otros ritos de cualquier otra cultura. Ni siquiera tienes que sentirte de una forma determinada. Permítete vivir la muerte, aunque suene contradictorio, a tu manera, respetando la forma en que la viven los demás y sabiendo que eres tan digno de respeto como ellos, sin necesitar que un mínimo número de personas esté de acuerdo contigo o siga tu práctica. Quédate solo, si es lo que deseas, reúnete con tu familia o amigos si te apetece, ve a la playa, a tomar helado, haz un dibujo, vístete del color que quieras, baila, llora, golpea almohadas, etc.



3. El dinero es muy útil, pero no necesario.

   
   En la sociedad capitalista en la que yo al menos vivo, el dinero es tremendamente útil, puede facilitar algunas cosas y hacer accesibles otras. Sin embargo, no olvidemos que el dinero es sólo un acuerdo, un convenio, ideas aceptadas por ambas partes. Los recursos, la vida, el amor y seguramente la felicidad, ya existían antes que él, lo que demuestra que no necesitas el dinero para todas esas cosas, aunque las puedas conseguir a través de él. Todas esas cosas te las da la naturaleza y son tuyas. El concepto de propiedad privada es lo que hace que parezcas desafortunado y pobre o muy rico. Quizá algún día descubramos que no necesitamos esforzarnos ni sufrir para conseguir no sólo sobrevivir, sino vivir cómoda y plenamente. Creo que el ser humano es lo suficientemente inteligente para eliminar el trabajo como forma de vida establecida y usar las leyes de la naturaleza a nuestro favor y de una forma sostenible.
   Puedes buscar información sobre hogares autosuficientes y ecológicos, y turbinas magnéticas, que pueden servirte de inspiración, para entender mejor de lo que hablo. Parece que ese tipo de casas nos ahorrarían parte del pago de facturas y compra de alimentos y la turbina magnética, en el caso de funcionar, podría ser un generador de energía barato y no contaminante. Esto es sólo el principio.
   Pincha aquí si quieres leer una de mis antiguas entradas sobre el dinero.

Rana de la abundancia

   

4. Eres libre de obligaciones y responsable.

   No estás obligado a nada. No dejes que nadie use pretextos para hacerte sentir culpable por hacer o dejar de hacer algo. Sin embargo, eres responsable de todo lo que haces, y no puedes culpar a nadie de tus decisiones. No sé si es verdad lo que dice Eduard Punset en su programa Redes, en el que anuncia que la mayoría de las decisiones son inconscientes y que no somos dueños de lo que elegimos ni somos tan racionales como creemos ser, es decir, que a menudo pensamos que racionalizamos y después decidimos pero suele ser al contrario, primero decidimos y luego intentamos excusarnos con pretextos más o menos racionales. En todo caso, sigues sin la opción de culpar a los demás de tus actos. Libéralos y libérate.



5. El sufrimiento surge cuando las cosas no salen como a ti te gustaría.

   
   A menudo nos dejamos llevar por nuestra imaginación y fantaseamos sobre el futuro, dando por hecho cosas que nadie había afirmado. Después nos solemos frustrar porque la vida se empeña en cambiar la versión de nuestra historia, ya sea a pequeños o a grandes rasgos. La vida es la vida y no tiene por qué obedecer a nuestras expectativas. A veces creemos que necesitamos ciertas cosas para ser felices, pero no sabemos realmente los límites de nuestra felicidad y adaptabilidad. Dale a tu vida la libertad de sorprenderte, permítete equivocarte, y no tengas demasiadas expectativas acerca de los demás, pues ellos no vinieron al mundo para hacerte feliz. Ocúpate tú mismo de tu propia felicidad y deja que aquellos que deseen colaborar lo hagan, sin ataduras.
   Haz clik aquí para ver una antigua entrada sobre el perdón que guarda mucha relación con este apartado.




6. Tus actos no tienen por qué ser un guión para los demás.

   
   De la misma forma que antes, a menudo nos sorprendemos diciendo: ¿Por qué me tratas así? ¿Te he hecho yo algo malo? ¿Acaso yo te he insultado? Si yo no te insulto tú no tendrías por qué insultarme tampoco...
¿Por qué crees que tienes el derecho a empezar una pelea, que sí puedes ser el primero en ofender, o que e otro necesita que lo maltrates primero para maltratare a ti? Los demás no tienen la obligación de actuar a tu imagen y semejanza. No te estoy invitando a maltratar, sólo a que reflexiones sobre esas frases que dices a modo de cliché, tópicos que ni siquiera cuestionamos y repetimos una y otra vez.



7. El 10 no es el número perfecto.

   
   Este texto acaba aquí porque no son necesarias 10 frases de consuelo. El siete también es un número bonito y simbólico, cargado de religiosidad, pues se dice que Dios creó el mundo en siete días, de ahí los días de la semana. Cualquiera otro número es válido. Así que la próxima vez que estés escribiendo un artículo, o haciendo cualquier cosa, no te obligues a hacer diez, ni cinco, ni veinte. Haz los que te apetezcan o vengan en gana.


   Esto es sólo mi opinión, puedes creértelo, quedarte con algunas cosas, cerrar la página enfadado o lo que te plazca, pero me alegraré si algo de lo que he escrito aquí te ha servido ¡Nos vemos en la próxima publicación!  



Comentarios

Entradas populares de este blog

Soñando con una especie de Trinidad

Sueño con un clon de Michelle Feiffer y su hija (del clon) impertinente