Cieza

Hoy os traigo unas fotos que hice el verano de en mi excursión a Cieza.
Nada más entrar en Cieza, por la Avenida Diego Jiménez Castellanos, a la derecha, encontramos un parque, con esta grandiosa puerta.



Al entrar en él, de nuevo a la derecha, encontramos un gran olivo. El grosor de su tronco nos cuenta que lleva muchos años de contemplación. 



Nos acercamos para verlo mejor...



...incluso nos subimos a sus ramas....




Más adelante encontramos una especie de faro que guía a los navegantes imaginarios de un mar invisible. Me acuerdo de la película Omoide no Marnie de Estudio Ghibli.



Un puente nos lleva a otra zona del parque.



La luz del sol nos deslumbra e hipnotiza dibujando siluetas y sombras. 



Las ramas se enredan como enamoradas formando un toldo que invitan a disfrutar de la sombra y de la brisa.



Una jaula de pájaros invisibles pone la banda sonora. El estilo nos recuerda a un templo chino.



Las ramas de los árboles cubren el cielo formando un tejido que deja pasar rayos de luz tenue.




El verde de la hierba sorprende e invita a descalzarse sobre ella.



Una vez recorrido el parque nos disponemos a visitar más lugares de Cieza.



Tomamos la carretera para dirigirnos al próximo destino.



Llegamos al Río Segura para darnos un refrescante bañito.



Los árboles enmarcan las preciosas vistas del cielo.




Ésta es la escalera que baja al río y en la que nos sentaremos un rato con los pies dentro.



Miramos a un lado...



y a otro... alguien nos saluda con la mano.



Y un plano general...



Sumergimos los pies en el agua fría para despedirnos fresquitos.



Más tarde vamos a ver La Atalaya.



Nos llama la atención las losas que decoran el suelo, como un collage decorado con recortes de colores o un tejido lleno de remiendos.



Y nos encontramos una coqueta ermita...



...pequeña y bonita...



Hay un llamador, quizá demasiado alto, y ventanas decoradas con rejas y cristales de colores.




Desde el mirador se ven hermosas vistas...



...desde el cual podemos ver La Atalaya.



Éstas son las escaleras que bajamos desde la iglesia para ir a La Atalaya.



Hay árboles muy altos por aquí.



Las rocas se levantan impetuosas, dificultando el camino si no llevas un buen equipo de escalada.



Así que nos quedamos con estas hermosas vistas de la iglesia y la montaña, dejando el castillo para otra ocasión.



Si quieres ver la versión en vídeo aquí la tienes:


¡Hasta la próxima!



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