Cómo hacerse amiga de una cucaracha

Hoy os cuento una graciosa anécdota que ocurrió hace bastante tiempo, cuando yo aún iba al instituto, si mal no recuerdo. 

Estaba yo descubriendo a la maravillosa Luise Hay, leyendo, seguramente, "El poder está dentro de ti"Repetía una y otra vez que, como ejercicio de meditación, mandásemos mensajes de amor y positivos a todo y a todos, sobre todo escoger un lugar concreto al que mandar mentalmente amor durante un tiempo prolongado, como si se tratase de un apadrinamiento.

Me gustaba leer en el balcón, en verano, disfrutando la brisa fresca y la tranquilidad de la noche. Lo único malo es que en un par de veces entró desde la calle una cucaracha volando, sobrevolando mi cabeza y liando una fiesta gorda en la cual ella volaba a mi alrededor de forma burlona y yo la amenaza con la fregona hasta darle muerte.

Como consecuencia de estos hechos, yo me preguntaba si acaso tenía que lanzar mensajes de amor también a las cucarachas y, aunque asquerosas, no vi por qué no iban a ser dignas de amor. El inconsciente tiene un gran sentido del humor y metió todas esas cosas en la batidora, de forma que una, o mejor dicho, varias noches, tuve un sueño bastante surrealista. En ese sueño se me había encomendado una misión ¡Hacerme amiga de una cucaracha! como un reto de pleno amor. Por lo visto, la cucaracha era algo así como mi fangirl. Sólo acudía a mi llamada, como un perro, que consistía en golpear el suelo con los dedos. Entonces venía corriendo y empezaba a dar vueltas de alegría alrededor de mí mientras yo, a la pata coja para ocupar el menor espacio posible, me encogía asqueada, con un gran dilema moral: aplastarla de un pisotón o corresponderla con mi cariño. Me inquietaba que se escondiera debajo de los muebles y que se me cruzase "a lo loco" algún día, llegando a pisarla sin querer; aunque por otro lado deseaba llamarla y acabarlo todo con un buen golpe de alpargate. 

El sueño se repitió 1, 2 o quizá 3 veces más, con sutiles diferencias, en los años posteriores. Aún no la he matado y creo que nunca la haré... Pero tampoco llegará el día en que la acaricie y peine sus antenas.

Hasta una amiga mía, influída por todo esto, soñó que mi madre salía en un anuncio de teletienda, sobre un producto anticucarachas, promocionándolo y diciendo que estaba harta de que esa cucaracha acosase a su hija.  Os pongo el anuncio en el cual se inspiró el sueño de mi amiga, no por hacer publicidad, sino por echarnos unas risas.


Espero que esta rocambolesca historia os haya divertido o al menos impresionado. A mí siempre me ha parecido algo digno de contar y no sabía cómo ¿Qué mejor manera que mi blog para hacerlo?

Nos vemos en la próxima entrada, trate de sueños, refrescos, historias u otras simpáticas anécdotas ¡Disfrutad de la semana!



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