Más sueños extraños

Hoy os voy a contar un par de sueños que he tenido esta noche que, aunque no sean hermosos ni una belleza, me parecen un ejemplo más de lo espectacular que es el mundo onírico, como una realidad virtual megarealista que nos regala la naturaleza, antes de la existencia de aparatos como el Oculus y demás.



En primer primer lugar iba al centro donde estudio, que se parecía más bien a un colegio, y no encontraba mi supuesto chaquetón lila. Era un chaquetón de pelo suave y en el cuello (o capucha, no lo recuerdo bien) tenía una melena rubia que cuando te lo ponías hacia el efecto de extensiones para el pelo. Y recordaba que en un sueño, dentro de ese mismo sueño (aunque en ese momento no sabía que soñaba) me había dejado el chaquetón en un aula, aunque al ser ese chaquetón parte de un sueño ni siquiera sabía si existía de verdad o sólo en ese sueño. Y yo le decía a la conserje del centro si podía abrirme el aula para ver si estaba ahí, diciéndole que era allí donde lo había dejado en mi sueño. Le explicaba que ni siquiera estaba segura de si era un chaquetón o un peluche de llavero, porque en el sueño unas veces aparecía como peluche y otras como chaquetón. No sé si al final lo conseguía.

Me iba hacia la puerta de salida, parecía la típica entrada a una tienda de muebles, con una gran puerta para sacar y meter las grandes mercancías. Creo que estaba esperando a alguien. Había un pasillo ancho dividido por una columna que formaba dos pasillos estrechos imaginarios. Entonces me daba cuenta de que había  un espacio-temporal distinto en cada uno de esos pasillosSi miraba al lado izquierdo de la columna había una persona caminando y, si miraba al lado derecho, esa misma persona estaba caminando pero dos o tres pasos atrás, como si esa especie de universo paralelo llevara un retardo de varios segundos. Al final me iba, cansada de esperar. De repente me perseguía un payaso, similar al de la nueva versión de la película It, por el pasilllo que iba avanzado en el tiempo unos segundos y yo me iba al pasillo retardado en el tiempo para ver si así conseguía que el payaso estuviera unos pasos mas atrás y darme un poco de ventaja en la carrera, pero no funcionaba, me atrapaba, me mordía en el cuello y me moría.


Aquí empieza el segundo sueño, de nuevo en mi centro de estudios, aunque esta vez no parecía un colegio, sino un edificio de película de ciencia ficción. Aparecían de nuevo los típicos malos de mis sueños. Por alguna razón que desconozco, tenían jaqueado el sistema tecnológico del edifico, y podían manipular funciones como la de abrir las puertas cuando les apeteciese, entre otras cosas. De esta forma, irrumpían en las clases pegándoles duras palizas a los alumnos, que caían malheridos en el suelo derramando sangre. Yo, consternada con esto, me disponía a enfrentarme contra las fuerzas del mal y cada vez que aparecían agarraba lo que estuviera a mano y les golpeaba. Aunque me superasen en número, la mayoría de veces ganaba. Eran en general robots y muñecos, de forma que al golpearlos saltaban piezas metálicas, chips, y otras cosas. En una ocasión, de uno de mis ataques cayó una especie de minimuñeco robot, que al desmontar yo llevada por la ira, soltó una pieza extraña. Investigando, descubrí que era como esas llaves de coche que apretando un botón pita y hace que las luces se iluminen, abriendo o cerrando la puerta. Me aseguré de dejar el edificio cerrado y me fui a dónde supuestamente estaba la base enemiga para acabar con ellos de una vez por todas. Sin recordar de que forma, creo que alguien me lo chivó, descubrí que esa base estaba en La bahía del caballo muerto ¡Qué casualidad! pensé Ayer vi un vídeo sobre esa playa. (Esa playa existe de verdad, y vi el vídeo de verdad, por eso no se trata de una casualidad, sino de una causalidad).


Había unas pasarelas de madera colgantes que conducían hasta allí y, por el camino, me pillaba uno de los malos diciendo ¡¿A donde crees que vas?! mientras me enganchaba de un pie, si mal no recuerdo. Me giraba sorprendida, porque no sabía quién era y, al descubrirlo, le di un gran golpe sin pensarlo, con una palanca de metal, como las típicas de las aventuras gráficas que ahora no recuerdo cómo se llaman en inglés (si alguien lo sabe, por favor, respuesta en comentarios). Le propinaba el golpe con tanta fuerza que lo cortaba en dos, descubriendo que era un muñeco, que quedó reducido a dos trozos de algo que parecía una almohada.

Quería grabar ese sitio tan tenebroso, lamentándome de que no recordaba haberme echado la cámara a la mochila. Por si acaso miréy me sorprendí al encontrarla allí (Como Dora Exploradora XD). Llegando a la playa, mi excursión se convertía en una película de realidad virtual, en un cine de esos en que los asientos se mueven. Y se repetía el cliché del viaje en montañas rusas, primero una normalita, y luego otra que transcurría dentro de una mina. Las dos daban bastante impresión aunque, si pensaba que sólo era un cine, la sensaciones eran menores. Dejándome de tonterías y de historias... al final de la montaña rusa llegaba a un lugar donde había una especie de bandeja llena de aceite, como las de las freidoras pero sin varillas ni agujeros, en un hoyo en el suelo. En ese aceite creo recordar que había panecitos y otros dulces. Yo sospeché que eso era sólo un intento de distracción. Me di cuenta de que la bandeja se balanceaba como si flotara en agua. Quité la bandeja, y otras cuatro más que había debajo. Como yo imaginaba, había un pozo de aguas muy oscuras. En el suelo de alrededor, lleno de juguetes y cacharros en desuso, encontré rápidamente una pequeña linterna que usé para alumbrar las aguas del pozo. Pero de poco sirvió, seguía viéndose todo muy negro. Con ímpetu me levanté gritando que estábamos haciendo el tonto, porque había personas conmigo en ese momento que no recuerdo quiénes eran pero que me ayudaban, y me dirigí a una puerta que había al lado, bloqueada con no recuerdo qué. Me dio igual y quité ese algo de un empujón o patada. Aunque parecía pesado, con la brutalidad que usé no fue ningún obstáculo para mí.



Detrás de esa puerta no estaba la base enemiga (¿o sí? XD). En lugar de ello estaba el centro de operaciones del gobierno, una de esas cosas ultrasecretas. Era una habitación pequeña, claustrofóbica, sin ventanas, con las paredes llenas de cables, paneles, pantallas y cosas tecnológicas del estilo. También creo recordar que estaba dividida en dos por un cristal, y que tras ese cristal estaban los más altos mandatarios dando órdenes y observando el trabajo de sus súbditos/empleados. Se supone que a través de esos controles manipulaban los acontecimientos del mundo, las leyes, y demás. Yo les explicaba el problema para que detuviesen a los malos. Había una mujer allí con gafas y camisa, o bata (creo que eran gafas de laboratorio, aunque no descarto que sean gafas normales) que me recordaba  Sigourney Weaber en su papel de Ellen Ripley. Les dije que unos malos venían y nos pegaban palizas, mataban a alumnos y violaban a chicas. No recordaba si realmente mataban a gente o violaban a alumnas pero quería sensibilizarles para que me hicieran caso y parece que conseguía el efecto, sobre todo en la susodicha, que parecía más atenta y comprensiva que el resto. Me decían entonces que arreglara el problema yo misma, a través de un panel de control en la pared, porque ellos no sabían. Veía muchos botones y no sabía que hacer, al igual que Homer Simpson en su trabajo, cuando un trozo del panel salia volando (como cuando cortas un trozo del plástico donde vienen las pastillas y algunas chuches, para llevarte sólo unas 4) y la mujer lo detenía en el aire diciéndome, ¡pulsa esas, seguro que es una señal! Yo empezaba a pulsar todos esos botones. Me di cuenta de que tenían forma de pokemons, y los había visto en forma de pin o llavero en la ropa y mochila de los malos que se hacían pasar por compis de clase. Así entendí la relación que había entre esas teclas y los malos.



Los malos aún me perseguían y yo trataba de quemar unas cosas que eran algo así como trampas (que en realidad eran como bolitas de algodón de color violeta), pero el mechero que encontré no funcionaba bien. Unos compañeros me intentaban ayudar a destruirlas, pero no había suficientes mecheros. De repente nos dábamos cuenta de que los malos habían prendido fuego a todo a nuestro alrededor para acorralarnos y yo, gritando que ya se iban a quemar solas las bolitas y no hacían falta mecheros, salté con mis super-espontáneos poderes voladores. Durante mi huida vino un viejo amigo con su camioneta voladora a rescatarme. Yo era algo así como muy grande para ese vehículo, y cabía a duras penas encogida (creo que en ese momento yo era un hombre).




Había pocos lugares ya en el planeta quemado, o eso parecía, para refugiarse, pero al final encontré una cueva (para la cual yo también era bastante grande y me quedaba atrapada en los túneles mientras reptaba) en la cual empecé a vivir con un bebé de un tamaño mayor del normal (aunque no tanto como el que sale en El viaje de Chihiro) que se llamaba Chiqui y al que yo traté te calmar en cierto momento con una especie de bola de nieve que además era caja de música. También se acomodaron allí algunas personas conocidas.



Como no me gustaba vivir allí, porque era un lugar muy estrecho y me quedaba bloqueada en sus pasillos a cada dos por tres, nos fuimos a buscar otro hogar. Creo que acabábamos en unas barracas de refugiados (había más de los que pensaba), donde había grafitis en las paredes y hogueras que la gente se montaba para entrar en calor. En ese momento eso era casi como un palacio comparado con la anterior gruta.

Poco más. Como dato curioso he de decir que en algunas partes del sueño me quedaba paralizada, como si me diese una parálisis del sueño dentro del sueño, lo cual era un augurio de que me iba a despertar pronto. Sin embargo, si hacía esfuerzos por moverme y seguir en el sueño, lo conseguía, haciendo que avanzara y terminara de una forma más interesante.

Espero que os hayan entretenido mis rocambolescos sueños. Me suelen decir que puedo hacer un guión de cine con ellos. De momento os los escribo aquí y de paso los guardo en la memoria de este blog por si en algún futuro les quiero dar otro uso, aunque sea el de reírme un rato. Nos vemos pronto con nuevos sueños o lo que sea ¡Hasta la vista!




Comentarios

  1. Me a recordado a Alicia en el país de las maravillas por lo cambiante que era todo incluido tu tamaño.
    De este sueño no solo podrías sacar un guión de cine, si no varios!

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